El trauma puede ser consecuencia de un estrés agudo, de experiencias acumuladas o de una combinación de ambos. Puede surgir de situaciones que ponen en peligro la vida, como accidentes, procedimientos médicos invasivos, abuso, guerra o desastres naturales, así como de factores estresantes más sutiles y constantes, como el abandono, la humillación crónica o el conflicto emocional. Estas experiencias alteran la capacidad natural del cuerpo para la resiliencia y pueden provocar síntomas como hiperactivación, entumecimiento emocional o dolor físico crónico.
SE™ ayuda a liberar la energía atrapada en el cuerpo durante una experiencia traumática, lo que permite que el sistema nervioso vuelva a un estado de equilibrio. Se basa en la observación de cómo los animales en la naturaleza se recuperan de las amenazas completando sus respuestas de lucha, huida o congelamiento. Los humanos a menudo se quedan atrapados en estos estados, y SE™ proporciona herramientas para guiar suavemente al sistema nervioso fuera del modo de supervivencia.